SEMANA SANTA: “Reconocimiento de Dios en el sufrimiento y
la entrega por nosotros”
Nos disponemos a celebrar nuestra Semana Santa, la semana de
Pasión, dirán unos, la semana grande dirán otros; otros quizás solo ven en esta
fiesta una ocasión para tener unas vacaciones, otros pasarán de todo lo que
celebramos, en fin, gustos para todos. Pero desde el respeto y el amor a lo que
celebramos, a la fe, y a todas las personas, este año quiero hacer una
reflexión sobre la entrega de Jesús, y ello, visto desde la perspectiva de la
fidelidad a Padre y a toda la humanidad. Es decir, es la historia de un amor
incondicional que nos puede servir de ejemplo a todos, creyentes y no
creyentes, porque en la vida siempre podemos valorar aquel que por una causa se
entrega de verdad.
Es bueno tener de fondo el Himno de los Filipenses donde
vemos los valores de nuestro Dios, Él, a pesar de su condición divina no
alardea de ello, sino que es la sencillez lo que marca su actuar:
“Hermanos:
Cristo, a pesar de
su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se
despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a
la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le
concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda
rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua
proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre”.
¿Qué mueve a Jesús
para que se entregue?, sin duda es el sufrimiento de la humanidad. Él no viene
a presumir de su categoría de Dios, se rebaja para situarse al final, y es ahí,
donde nosotros descubrimos su grandeza, en su forma de identificarse con el que
realmente lo pasa mal.
Lo que realmente
interpela a los hombres y mujeres de este mundo es que la Pasión, Muerte y
Resurrección de Jesús es el resultado de una entrega sin ningún tipo de
condiciones al Padre y a todos nosotros. Lo que realmente nos abre los ojos de
la fe es que Jesús hace de su vida un testimonio constante del Reino de Dios.
Y es ahí donde
nosotros queremos llegar: “Ver el
sufrimiento de un inocente, su entrega, para reconocerle como Dios. Realmente,
esto es lo que da sentido a la Semana Santa, lo que tiene que mover nuestros
corazones y en definitiva, nuestra fe. La Kénosis de Jesús, tendría que ser el
punto de referencia de todo aquel que quiera cambiar el mundo, porque para
servir hay que situarse al final. Es olvidarse de lo que cada uno es para abrazar
con fuerza la cruz de Jesús.
Que esta Semana
Santa sea para todos nosotros el encuentro con Dios, con nosotros mismos y con
Jesús, para que así, podamos descubrir nuestra misión, comprender el misterio
de la vida que Jesús nos propone, ver su entrega incondicional y la necesidad
de transmitir nuestra fe, siempre desde el ejemplo.
Amigos que pasemos todos una feliz
Semana Santa.
Juan Jesús, Párroco de
Badolatosa y Corcoya.